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El cordón umbilical es la primera conexión que tienen los bebés con sus madres, pues por medio de este reciben todos los nutrientes que los alimentan y el oxígeno que necesitan para desarrollarse en el vientre antes de nacer. Una vez que ya nacen, el cordón es retirado por el equipo médico, quedando en el espacio del ombligo un pequeño muñón que requiere de algunos cuidados mientras se cae del cuerpo.
Para enterarte más sobre el cuidado del ombligo de los bebés, te invitamos a continuar leyendo esta guía práctica en la que vas a encontrar toda la información que requieres.
Lo primero que debes saber es que el cordón umbilical solamente es útil para el bebé durante el embarazo, porque funciona como el conducto mediante el cual el pequeño recibirá los nutrientes y el oxígeno que requiere para su correcto desarrollo durante el tiempo del embarazo. Cuando el niño o la niña haya nacido, su alimentación se hará por vía oral, según sus etapas de crecimiento, por lo que el cordón umbilical perderá todas sus funciones y no será necesario.
Es por esto que luego del parto, el cirujano que haya atendido la operación cortará el cordón a una altura cercana a los cuatro centímetros de distancia respecto del ombligo, lo que dejará en el pequeño o la pequeña un muñón.
Por lo general, una vez se retira el cordón umbilical del cuerpo del bebé, su ombligo comenzará un proceso de recomposición de esa zona, en la que el muñón pasará por un estado de destrucción natural que no genera riesgo para el pequeño, pues no implica infección, irritación u otra patología que le pueda generar alguna molestia preocupante. El muñón que queda en su cuerpo se caerá solo: entre cinco y diez días en los niños que hayan nacido de parto natural, y entre 12 y 15 días en los que lo hayan hecho por cesárea.
Es normal que, luego de la caída del muñón, el bebé mantenga una herida durante varios días. Esta logrará cicatrizar en un periodo no mayor a ocho días. Mientras se da la curación natural, se recomienda a los padres o cuidadores del bebé que limpien el ombligo utilizando los productos indicados por el especialista.
Estos suelen ser antibióticos o antisépticos de uso tópico, sin embargo, suelen ser recomendados en ocasiones donde las condiciones higiénicas o la atención neonatal no sean adecuadas. Por otra parte, cuando existe una atención óptima y con medidas higiénicas eficaces, suele ser suficiente su limpieza con agua y jabón.
Mientras el muñón se cae, será muy necesario que tú, como padre o madre del pequeño, lo mantengas seco. Según las investigaciones médicas más recientes, la antigua práctica de limpiar el muñón con alcohol isopropílico luego de cambiar el pañal sería una causal de la muerte de las bacterias naturales que ayudan a mantener seco el cordón, para que pueda desprenderse del cuerpo. Actualmente se recomienda dejar que el muñón se mantenga expuesto al aire para que logre secarse de manera completa.
No obstante el muñón debe mantenerse seco, no vayas a dejar de bañar a tu bebé. Puedes hacerlo usando agua y jabón por todas las partes de su cuerpo o puedes brindarle un cómodo baño con esponja, lavando por separado cada zona. En caso de bañarlo con esponja, será más sencillo mantener seca la protuberancia, aunque no hay problema en que esta se moje si luego le realizas un adecuado procedimiento para secarlo. Igualmente, será fundamental una limpieza de esta zona siempre que el bebé haya orinado o defecado.
Es muy importante tener en cuenta, que debes dejar que el muñón se desprenda por sí mismo del ombligo del bebé. Nunca debes forzar para retirarlo: ni halarlo, ni tratar de retirarlo con algún elemento como pinzas o tijeras, para evitar lastimar al bebé o generarle alguna infección que pueda poner en riesgo su salud y su vida.
El proceso de limpieza o curación del cordón, o el muñón, es realmente sencillo y no te tomará más de cuatro pasos:
Este proceso deberá ser repetido en un número de cuatro veces por día. Puedes aprovechar los momentos en los que vayas a realizar el cambio de pañal.
Es normal que la zona del muñón sangre mientras este se cae y cicatriza, por lo que no es un signo de alarma. Sin embargo, si notas la presencia de pus, alguna inflamación, una nueva protuberancia (suele ser rosada), es muy probable que haya una infección. Por lo que será vital que lleves al bebé a que reciba atención médica inmediata. La infección, además, tendrá unos signos muy marcados: secreciones amarillas y de olor muy penetrante, y un enrojecimiento pronunciado en la zona.
Igualmente, será necesaria la atención médica en los siguientes casos:
El muñón que queda en el cuerpo del bebé luego de cortar el cordón umbilical se caerá por su cuenta entre cinco y diez días en los niños que hayan nacido de parto natural y entre 12 y 15 días en los que lo hayan hecho por cesárea. Este tiempo también depende de cada bebé y los cuidados que se le den.
Una vez el muñón se desprenda del cuerpo del bebé, este mantendrá la herida por varios días. La cicatrización completa se demorará un periodo no mayor a ocho días. Si supera la semana, lo mejor es consultar con el médico.
Puedes bañarlo por completo o darle un baño de esponjas con agua y jabón, pero luego de hacerlo debes secarlo muy bien para mantener el muñón seco. Igualmente puedes usar un antiséptico que te ayudará a mantenerlo limpio y sano siempre y cuando el especialista lo indique.