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El infarto es una afección que se da cuando se presenta un proceso llamado necrosis en los órganos o, en otras palabras, la muerte de las células del órgano, como consecuencia de una obstrucción que impide el correcto flujo sanguíneo que necesitamos para que funcione correctamente. Aunque normalmente hablamos de infarto en el corazón, conocido como infarto agudo al miocardio (IAM), cualquier órgano es susceptible de sufrir este problema.
Sí deseas conocer más sobre los infartos, cuáles son sus causas, qué consecuencias pueden dejar, cómo prevenirlos, cómo se tratan y qué recomendaciones existen para evitarlos o mejorar después de haber padecido uno, te invitamos a que continúes leyendo esta guía para que recibas toda la información que necesitas.
Cómo te mencionamos antes, básicamente un infarto es la muerte de las células de un órgano en particular, debido a que la sangre no está llegando a él como consecuencia de una obstrucción o estrechez de la arteria, situación a la que se la conoce con el nombre de estenosis. Esto puede causar la muerte de la persona afectada o generarle algunas secuelas a su salud, como afectaciones a su funcionamiento cardíaco u otros problemas físicos.
El infarto se produce porque las arterias se estrechan a consecuencia de coágulos. Ante la obstrucción que se genera, el oxígeno no alcanza a llegar al corazón como debe, por lo que este pierde energía para sus funciones y comienza a presentar fallas y las células dejan de recibir la sangre que necesitan.
Son varios los factores que generan la estrechez u obstrucción de las arterias coronarias. Entre las más comunes vamos a encontrar la presencia de coágulos de sangre, así como la infiltración de elementos grasos en las paredes arteriales, conocida como aterosclerosis, que es cuando hay sustancias acumuladas en el interior de la arteria.
Esto se puede asociar a algunos factores de riesgo conocidos como no modificables: la edad, el sexo, los antecedentes de familia, condiciones de salud previa, entre otras. No obstante, también tienen efecto factores de carácter modificables como:
Los síntomas del infarto son muy visibles, no importa si se trata de un caso leve o de un caso fuerte. No obstante, puede suceder que en algunos casos la persona no presente síntomas de estar sufriendo un paro cardíaco. Sin embargo, es normal identificar signos como:
Es importante saber que, si bien los síntomas de un infarto suelen presentarse de repente, hay muchos casos en los que estos se manifiestan con días o semanas de anticipación y se convierten en signos de alarma a los que se les debe prestar la debida atención, por ejemplo, dolores en el pecho continuos y persistentes que no se reducen ni en periodos de descanso.
Las consecuencias de haber sufrido un infarto o paro cardíaco van a variar entre personas, y dependen exclusivamente de la intensidad con la que se haya presentado, la cantidad de vasos sanguíneos afectados, entre otras variables. Si el caso fue leve, el afectado tendrá una recuperación más rápida y podrá llevar una vida normal, aunque deberá someterse a controles médicos constantes que le permitan estar atento a los posibles riesgos, para controlarlos.
Una de las consecuencias más comunes, y más peligrosas, es que el paciente puede sufrir de una insuficiencia cardíaca crónica. Este es un estado en el que el corazón no es capaz de bombear de manera eficiente la sangre con los niveles de oxígeno necesarios para los demás órganos del cuerpo. Lo que pone en riesgo las funciones normales del organismo y puede derivar en otros problemas como cardiopatía congénita, nuevos ataques cardíacos, arritmias y demás.
Es muy posible que se presenten arritmias ante los casos de infarto, lo que afectará los latidos e impulsos eléctricos del corazón. Es necesario que se tenga un control sobre esto, porque algunos de esos cambios pueden provocar la muerte. La persona que haya sufrido un infarto también puede padecer de pericarditis, que es como se le conoce a la hinchazón del tejido en forma de saco que circunda el corazón.
En otros casos, aunque son muy extraños y poco comunes, es posible que se sufra de un fenómeno conocido como choque cardiogénico o cardíaco, que se da cuando el corazón no puede bombear sangre.
Para prevenir un infarto lo más recomendable es llevar hábitos de vida saludable. Enfócate en tener una alimentación saludable que evite aumentar grasas, colesterol y triglicéridos, realiza actividad física constante, busca rutinas que te permitan disminuir el estrés, la tensión, la ansiedad y otros factores que alteren tu estado de ánimo. Duerme correctamente para darle descanso a tu cuerpo, y reduce las cantidades de alcohol y cigarrillo.
Hay varios factores de riesgo, muchos de ellos relacionados a los hábitos de vida personales: consumo de licor, consumo de tabaco, consumo de drogas, mala alimentación, someterse a factores de estrés constantes, no tratarse adecuadamente enfermedades previas relacionadas al corazón, entre otros.
Es importante llevar una vida saludable, con un régimen alimentario sano, actividad física constante, reducir los factores de tensión que se puedan presentar, disminuir el consumo de algunas sustancias tóxicas como el licor y ser muy juiciosos con los controles médicos.
No, hay casos que suelen ser leves o menores, en los que la vida de la persona afectada corre un riesgo menor. No obstante, ante cualquier señal de alarma debes acudir a tu médico y seguir todas las recomendaciones que te brinde.