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La congestión nasal es una de las afecciones más incómodas que podemos padecer en el día a día por los efectos que presenta en nuestro cuerpo, la dificultad para respirar con normalidad y su constancia. Los cambios que produce en nosotros y algunas molestias relacionadas a dolor de cabeza, en la nariz o malestar general, muchas veces solemos relacionarlas con la gripa, creyendo que es la única causa que la genera, no obstante, hay otros factores que la hacen aparecer y desarrollarse.
Si sufres de congestión nasal y deseas conocer un poco más sobre ella, cuáles son sus causas, qué efectos implica y qué puedes hacer para prevenir, mitigar o eliminarla, te invitamos a que continúes leyendo esta guía informativa en la que vas a encontrar los datos que necesitas para tratarla con efectividad.
La congestión nasal es una patología que afecta la cavidad nasal, los tejidos nasales y los vasos sanguíneos, al presentarse en ellos una inflamación de la membrana. Esto genera una obstrucción en el proceso respiratorio, haciendo que este se dificulte. También, hace que los vasos sanguíneos grandes de la nariz se dilaten, por lo que se presenta una reducción considerable en el flujo de aire que ingresa por las fosas de manera regular.
Este problema está causado normalmente por algún virus o bacteria relacionado a una enfermedad de carácter alérgico que, como dijimos previamente no siempre es gripa: catarros, faringitis, laringitis, etc.
Existen varios factores que producen la aparición de la congestión nasal. Algunos de los más comunes y repetidos son:
Si sufres de un cuadro de congestión nasal, bien sea por gripa, por una reacción alérgica o un motivo diferente, es normal que aparezcan síntomas como:
La duración de esta patología dependerá de sus causas: si es generada por un resfriado, sus efectos terminarán cuando el virus o la bacteria hayan sido eliminados del cuerpo por completo. Normalmente esto toma un tiempo cercano entre 10 y 14 días, pero puede variar según la evolución del paciente, el cuidado que realice, el progreso de la enfermedad, entre otras.
Para los casos en los que la congestión es el resultado de una reacción alérgica o de una alergia que la persona sufra, puede durar más. Te recomendamos consultar a tu médico para tener mayor claridad cuando tengas un caso de congestión nasal.
Lo primero es tener en cuenta algunos signos de alarma: si tienes síntomas por un tiempo mayor a 10 días, si te inicia un cuadro de fiebre, si tus mocos se ponen amarillos o verde intenso, o si tus secreciones nasales están acompañadas por sangre. Asimismo, si tienes dolor de cabeza que ha durado más de 15 días, o que no se reduce ni siquiera con analgésicos, es prudente que consultes a tu médico cuanto antes, pues podrías tener un caso de infección por bacteria.
Respecto a los medicamentos, hay varios tipos muy utilizados para el tratamiento de la congestión nasal:
Sin embargo, es recomendable usar dosis reducidas en personas mayores (incluso evitar usarlos en algunos casos), debido a que pueden afectar la visión y el control de la vejiga en ellos.
Para lograr una adecuada prevención es importante tener una correcta higiene y limpieza: lavar las manos constantemente, tener los espacios de uso personal libres de polvo, polen u otros alérgenos que se conviertan en factores de riesgo.
Igualmente, evitar tener contacto con alguna persona que esté pasando por un cuadro de gripa, catarro, laringitis, faringitis o enfermedades similares, para prevenir un posible contagio. También se recomienda tener una alimentación balanceada, consumir líquido constantemente, evitar los cambios abruptos de temperatura y climas, entre otras.
Algunas de las acciones que puedes realizar para tratar los síntomas y molestias por la congestión nasal, son los siguientes:
Esto lo puedes hacer mediante lavados, se realizan con agua tibia y sal o suero fisiológico que te permitirán reducir la cantidad de materia que obstruye tus fosas nasales para que respires mejor.
Normalmente se utiliza eucalipto para esto, por su efecto expectorante, que facilita la respiración sin dificultades, aliviando las molestias. Para esto puedes cubrir tu cabeza con un trapo o toalla mientras realizas el proceso. Este método es efectivo para niños y adultos y se puede realizar entre dos y tres veces al día.
Utilizar una toalla o paño húmedo y caliente sobre el rostro también es un método que puede ayudar a mejorar el flujo de aire.
Se recomienda una ingesta de agua de entre dos y tres litros diarios. Mantener una buena hidratación suele ayudar a disolver la mucosidad que se desarrolla en las fosas nasales. Además, ayuda a desinflamar los senos nasales.
La vitamina C ayuda a fortalecer el sistema inmune, lo que implica una mayor protección ante resfriados y alergias.
Por último, es importante que no te automediques. Algunos antihistamínicos o medicamentos combinados para la alergia pueden empeorar la situación si no se utilizan de manera adecuada. Lo mejor es acudir a un especialista para que evalúe las causas de la congestión y recete un tratamiento adecuado.
La duración de la congestión nasal dependerá de sus causas. Si se generó debido a una gripa o una enfermedad similar, la congestión desaparecerá una vez esta afección se haya curado. Esto puede tardar entre 10 y 15 días. Por lo tanto, es importante acudir a un médico para conocer que está generando la congestión y recibir un tratamiento adecuado.
Consumir alimentos o estar en contacto con elementos a los que seas alérgico. Frecuentar lugares en los que haya una gran cantidad de alérgenos como polvo o polen. Compartir espacios y actividades con personas que están pasando por un cuadro de gripa o alguna enfermedad alérgica.
Cuida muy bien tu higiene, evita estar en contacto con elementos que puedan generarte una alergia fuerte, ten una alimentación balanceada, consume abundante líquido y cuidate de los alérgenos.