Contenido posible gracias a:
¿Te ha sucedido alguna vez que tu piel aparece inflamada, roja o con ampollas, sientes una sensación insoportable de picazón o quemadura por un largo periodo de tiempo? Este tipo de síntomas se ajustan a la descripción de un eccema, una afección bastante común aún sin causa identificable que puede afectar a cualquier persona, incluso a los bebés sus primeros meses de vida. Qué es exactamente un eccema, cómo se identifica en los bebés, cómo se puede tratar, entre otras cuestiones, es el objetivo de este artículo.
Un eccema puede tener diferentes formas y manifestaciones, no obstante, es correspondiente con un tipo de afección en la cual la piel es la afectada por lo que también se le conoce como dermatitis, de acuerdo al tipo de eccema la piel puede tronarse:
El eccema genera picazón y cuando el paciente atiende la necesidad de rascarse y abusar de ella, puede llegar a aparecer algo como una quemadura que duele y arde si no se soluciona correctamente. Las zonas más comunes en las que se presenta eccemas son: el rostro, la parte interior de los codos, la parte exterior de las rodillas, el dorso de las manos y entre los dedos, los dedos de los pies, en el cuello y en el cuero cabelludo. El eccema conocido como dermatitis atópica no solo es el más común, sino que es el que suelen padecer los bebés.
Los bebés con este tipo de afección están en mayor resigo de llegar a desarrollar alergias a alimentos, asma o rinitis con el paso de los años. Con el tratamiento correcto el eccema puede mejorar o incluso desaparecer, aunque puede suceder que reaparezca fácilmente y la piel suele ser muy sensible a ciertos estímulos. Si bien la sintomatología es variable, es importante estar atento a la aparición de señales de alerta o que parezcan anormales en la piel de los bebés. Un eccema puede llegar a ser muy molesto para un adulto, para un bebé, por otro lado, dado su completo estado de indefensión, y que padece de dermatitis atópica no atendida como corresponde puede experimentar un nivel tal de malestar e incomodidad que puede dejar de dormir o comer, y el llanto será una constante natural. Es importante que consultes con el médico de familia si tu bebé presenta síntomas de eccema o cualquier irregularidad en su piel delicada y sensible que no se solucionan con el uso de cremas y ungüentos recomendados para bebé. Los eccemas pueden tener momentos de crisis, también conocidos como exacerbaciones en los que la dermatitis empeora y le genera mayor dolor, incomodidad y sufrimiento, y otros momentos de remisión en los que el eccema es controlado y en muchos casos desaparece. A lo largo de los años los eccemas pueden aparecer en diferentes lagers del cuerpo, sin embargo, en los bebés son muy frecuentes en la cara, el cuero cabelludo y el área del pañal. Mientras que en niños más grandes la dermatitis atópica afecta más fácilmente el cuello, los pliegues de las rodillas y codos y el contorno de los ojos.
La barrera cutánea hace referencia a la capa externa o superficie de la piel, la fortaleza de esta berrara está relacionada con una proteína presente en las células conocida como filagrina; los bebés que padecen eccema también carecen de esta proteína o bien la tienen en su organismo, pero en cantidades mínimas o insuficientes. La poca cantidad o la ausencia de filagrina hace que la piel tenga dificultades para contener la proporción de agua que precisa para mantenerse hidratada, además le cuesta sortera la acción de las bacterias y agentes irritantes presentes en el medio ambiente. En este orden de ideas, en la literatura médica se considera que la combinación de factores medioambientales naturales con la disposición genética del bebé, es la causa más aceptada para la aparición de eccemas en los bebés.
Este es otro tipo de eccema que puede presentarse en los bebés, en este caso la irritación en la piel resulta como consecuencia de un factor externo conocido como alérgeno que se pone en contacto con la piel del bebé causando la reacción cutánea. Entre los agentes externos que pueden provocar un eccema se encuentran:
El médico de familia, en este caso el pediatra, recomendará el mejor tratamiento para tu bebé una vez evaluado su caso. En algunas ocasiones el eccema puede tratarse con ungüentos tópicos aptos para la piel delicada del bebé, si el caso ha escalado a niveles superiores, es posible que el especialista tomé medidas más fuertes como el uso de antibióticos y otros medicamentos. En otras circunstancias, sobre todo si el caso no es grave, puede que le médico recomiende esperar y seguir alunas recomendaciones en casa. En cualquier caso, lo importante es que sigas al pie de la letra el consejo y la prescripción de tu médico de confianza. Algunas de las recomendaciones pueden incluir:
Un caso de eccema atendido y tratado como corresponde puede ser molesto para el bebé, pero no grave o amenazante para su vida. De cualquier modo, es importante mantener la atención y los cuidados necesarios sobre todos los aspectos de su salud.
Disclaimer
La información contenida en este blog es revisada por médicos especialistas con la finalidad de brindar un
soporte únicamente informativo. Te aconsejamos consultar con tu médico profesional de confianza en caso de
presentar cualquier síntoma o querer iniciar o suspender algún tratamiento acorde a las condiciones médicas. Los
tópicos contemplados en este contenido no se destinan a tratamientos o diagnósticos. Recomendamos nunca
automedicarse y no nos hacemos responsables por la manera en como utilice esta información.
No, de ninguna manera un eccema puede contagiarse, incluso su aparición en una nueva parte del cuerpo no tiene relación con transferencia de componentes al pasar de tocar una zona afectada a otra no comprometida.
Es común que los eccemas en los bebés aparezcan de manera intermitente hasta los tres años, en adelante pueden desaparecer y reaparecer incluso hasta la vida adulta, sin representar una afección mayor.
En efecto, un eccema no atendido como es debido puede afectar la calidad de vida de tu bebé y causarle dolor y llanto