Tipos de prótesis dentales: fijas y removibles

La restauración de las piezas dentales perdidas es una necesidad común en muchas personas, especialmente en etapas avanzadas de la vida. Gracias a los avances en odontología, hoy existen soluciones eficaces y estéticamente agradables para recuperar la funcionalidad bucal. Dos de las opciones que se utilizan con más frecuencia son las prótesis fijas y las removibles. Aunque ambas cumplen un objetivo similar, presentan importantes diferencias.
Elegir entre una opción u otra depende de múltiples factores como el estado general de la boca, la cantidad de dientes ausentes, el soporte óseo disponible y las preferencias personales. Por eso es importante conocer sus características, sus ventajas y cuidados. Así, es posible tomar una decisión informada con el acompañamiento profesional de un odontólogo.
Características de las prótesis fijas
Estas estructuras se diseñan para mantenerse permanentemente unidas al hueso o a las piezas naturales que aún están presentes. Su instalación requiere una preparación específica de los tejidos y, en muchos casos, la intervención quirúrgica para colocar implantes. Una de sus ventajas más notorias es la estabilidad pues estas no se mueven cuando hablamos ni cuando masticamos. Esto genera mayor seguridad y confort para el paciente.
Existen varias modalidades, como las coronas (cuando se restaura solo una pieza), los puentes (que sustituyen varios dientes consecutivos apoyándose en pilares naturales o implantes) y las estructuras sobre implantes (fijadas directamente al hueso). Este tratamiento tiene una apariencia natural y permite una higiene similar a la dentadura original.
Características de las prótesis removibles
Estas piezas son extraíbles, lo que permite al usuario retirarlas y colocarlas según lo necesite. Están recomendadas especialmente en personas con pérdida total o parcial de sus dientes, pero con ciertas limitaciones anatómicas o económicas que impiden la colocación de estructuras permanentes.
Las parciales se sostienen mediante ganchos o clips en los dientes restantes. Por otro lado, las totales reemplazan las piezas superiores, inferiores o ambas. Pese a que son más baratas, es posible que generen incomodidad al principio, sobre todo por el movimiento que se produce en la cavidad bucal.
Diferencias entre ambas opciones
Estabilidad y comodidad: las estructuras permanentes, al estar cementadas o atornilladas sobre dientes naturales o implantes, ofrecen una sensación más cercana a la dentadura original. No se desplazan al hablar ni al masticar, lo que brinda mayor seguridad en la vida diaria. Por el contrario, las removibles pueden moverse ligeramente, especialmente durante los primeros días, lo que genera incomodidad temporal mientras se adaptan a la cavidad bucal.
Colocación: las soluciones fijas suelen requerir tratamientos más complejos. Si se utilizan implantes, es necesario realizar una cirugía previa para insertar tornillos de titanio en el hueso maxilar. Posteriormente se debe esperar la cicatrización; esta podría tardar semanas o meses. Para las removibles, la elaboración es menos invasiva: el odontólogo toma impresiones, diseña la estructura y la adapta, sin intervenciones quirúrgicas.
Mantenimiento e higiene: el cuidado también varía. Las piezas permanentes deben limpiarse como los dientes originales, usando cepillo, crema dental y enjuague, además de hilo dental especial para zonas complicadas. Las removibles exigen otra rutina: deben retirarse diariamente, limpiarse por separado con cepillos especiales y mantenerse en soluciones desinfectantes por la noche. Esta diferencia puede influir en la decisión del paciente según sus hábitos, edad o capacidades físicas.
¿Cómo actúan en el paciente?
Ambas alternativas cumplen restauran la masticación, mejoran la estética facial y favorecen el habla. De igual manera, ayudan a prevenir problemas mayores como el desplazamiento de las piezas naturales, el desgaste de otras estructuras o la pérdida de masa ósea.
La adaptación varía: algunas personas se sienten cómodas desde el inicio, mientras otras requieren días o semanas para acostumbrarse. Durante esta fase, pueden presentarse molestias leves, alteraciones al hablar o pequeñas heridas que deben ser atendidas por el odontólogo.
Recomendaciones antes y después del procedimiento
Para garantizar buenos resultados, es fundamental acudir a una valoración completa, donde se evalúen encías, hueso maxilar, condiciones médicas preexistentes y expectativas del paciente. Es importante seguir una dieta blanda durante los primeros días, evitar alimentos duros o pegajosos, y cumplir con controles periódicos.
Si optas por un modelo fijo, hay que considerar el proceso quirúrgico (si incluye implantes) y el tiempo necesario para la osteointegración. Para las removibles, se recomienda practicar con ellas en casa, leer en voz alta, comer lentamente y realizar los ajustes necesarios con el profesional.